Foto de Louise Docker |
Las emociones como la ira, la sorpresa , el disgusto o el miedo cumplen una función en el organismo para prepararnos ante algún estimulo externo o interno.
Por ejemplo en el caso de la ira algo o alguien interfiere con nuestros objetivos y el cuerpo responde aumentando la frecuencia cardíaca , la adrenalina y se prepara para eliminar aquello que se interpone en nuestro camino.
Tradicionalmente se le ha asignado a las emociones un papel menor en la conducta humana , relegándolas a un segundo plano respecto a la capacidad de razonar. No obstante tenemos por ejemplo el caso de un hombre estudiado por Antonio Damasio que era incapaz de sentir emociones. Debido a esto era incapaz de tomar decisiones , ya que al evaluar las posibilidades no podía asignar valores positivos o negativos a los resultados de estas.
Los procesos mentales que efectuamos conscientemente pueden procesar lentamente , en serie, poca información pero con un gran grado de certidumbre. También existen otros procesos mentales que se ejecutan inconscientemente son muy rápidos trabajan en paralelo y pueden procesar mucha información aunque son más falibles.
Normalmente cuando aprendemos una nueva habilidad como podría ser conducir un coche somos conscientes de cuando cambiamos de marcha, sin embargo con el tiempo el cerebro aprende a ejecutar la tarea automáticamente sin nuestra intervención. Sin esta rutina grabada en nuestro cerebro no seriamos capaces de conducir un coche.
En realidad el cerebro alberga en su interior información de muchas cosas. Por ejemplo de nuestra familia, amigos y conocidos. Otra de las funciones del cerebro es anticipar que va a pasar en el futuro por tanto alberga información de relaciones causales que ha acumulado con años de experiencias. Si por ejemplo se nos va a caer un vaso sabemos automáticamente que va a desplazarse hasta el suelo y romperse. Esta información almacenada nos puede permitir reaccionar rápidamente sin pensar y evitar el desastre (a veces). Esto esta recogido en la propia estructura de nuestro cerebro en como se relacionan las neuronas entre si.Básicamente nuestro cerebro contiene un modelo que intenta describir de forma más o menos precisa el mundo que nos rodea.
Hasta aquí nada nuevo, ahora con el permiso del lector voy a lanzar un par de hipótesis propias (aunque seguramente alguien lo habrá planteado anteriormente). Veamos diferentes posibilidades externas que pueden afectar a la estructura interna del cerebro:
Alegría: Imaginemos que nos dan el ascenso que tanto ansiábamos. El modelo que teníamos del mundo ha funcionado. El cerebro se apunta un tanto , refuerza las conexiones neuronales. Aumenta nuestra confianza , quiere que tomemos algo más de riesgos y hagamos cosas ya que nuestro modelo del mundo funciona.
Tristeza:Imaginemos que no nos dan el ascenso que tanto ansiábamos. El modelo que teníamos del mundo no ha funcionado, ya que no hemos conseguido nuestros objetivos. El cerebro necesita tomar nota y disminuye nuestra confianza (no quiere que tomemos riesgos). Estamos apáticos sin ganas de hacer nada. La fuerza de las conexiones entre neuronas se ven disminuidas y el cerebro quizá se prepare para establecer otras.
Depresión: La depresión se ha relacionado siempre con el sistema inmune, es bastante conocido que la efectividad del sistema inmunitario disminuye con las tristeza. ¿Por qué pasa esto? , el cuerpo no reaccionaria disminuyendo la efectividad del sistema inmunitario si no fuera absolutamente necesario, no tiene ningún sentido evolutivo disminuir nuestra protección contra enfermedades a no ser que sea absolutamente imperioso.
Imaginemos que el mundo exterior cambia, se nos muere un hijo. El modelo que tenemos del mundo exterior no coincide con el interior, nuestro cerebro necesita adaptarse y no va a ser fácil.¿Como cambias radicalmente una estructura celular ya formada?. Podría ser que el sistema inmune atacase y destruyese las conexiones neuronales o incluso las propias neuronas. Es decir el sistema inmune tiene que atacar las propias células del cuerpo. Esta operación hace que la inflamación y la reacción del sistema inmune aumente, pero no hacia elementos externos si no hacia células propias. Así el sistema inmune estaría ocupado atacando al propio cerebro y no podría afrontar igual de bien sus funciones habituales.
PD: Esto último es especulación por mi parte y por ejemplo implica que el sistema inmune es capaz de superar la barrera hematoencefálica. Seguro que la realidad es más complicada, sin embargo explicaría la mayor reacción inmunológica del cuerpo en la depresión mientras que aumentan las posibilidades de contraer enfermedades.